12 vinos frescos para estimular los sentidos en verano

Posted by | junio 27, 2016 | Uncategorized | No Comments
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“Nariz de ciencia-ficción: una ‘odisea por el espacio’ diferente. En boca es sabroso, con recuerdos a un caballero valenciano que ejerció de poeta hacia el siglo XV. Poema que interpela, como este vino: atrevido, goloso, que incita al diálogo”

Se acabó lo de definir los vinos con expresiones que suenan a arameo para la mayoría de los mortales. Nos tiramos por un tiempo a la poesía. El verano invita a beber y a leer. Ambas aficiones, pasiones para algunos, nos permiten viajar lejos sin subir a un avión. Nos hacen más libres. Nos trasladan a mundos un poco más amables que el día a día. Cuando se unen lectura y cata, no hay placer que los sustituya.

 

Este es un verano de calor sofocante. Habitualmente escogemos los vinos según con quién y en dónde los vamos a tomar. La estación del año es una variable añadida a la geográfica que deberemos tener en cuenta cada vez más. El cambio climático no perdona. En verano, por motivos distintos pero sobre todo por las temperaturas, nos apetecen caldos frescos y ligeros, que nos calmen la sed, nos inviten a beber pero también y por supuesto a desconectar y disfrutar.

1. El rosado Bàrbara Forés, bodega de DO Terra Alta ubicada en Gandesa, es uno de ellos. Coupage de garnacha tinta, syrah y cariñena es una explosión de frescor, nacida en un paisaje agreste con protagonismo de las uvas de garnacha blanca y la variedad local morenillo. Rubí intenso de color alejado de las modas europeas para reivindicar lo mediterráneo. Un rosado que sabe mejor con el recital poético que encabeza el texto y que se compuso para él. Pero es una delicia también acompañando ensaladas con toques ácidos, atún marinado o sardinas, jamón o una pasta de verduras.

 

2. Dido. La Solució Rosa es otra gran y renovadora opción de la vecina DO Montsant. Un rosado de seis variedades distintas de uva: garnacha gris, garnacha tinta, garnacha blanca, cariñena, macabeo y syrah cultivadas por los enólogos Sara Pérez y René Barbier en Falset. Uvas blancas y tintas para un rosado inusual puesto que envejece en barricas y damajuanas. Venus La Universal elabora sólo un millar de botellas de este peculiar rosado, con cuerpo y alma. Para tomar una tarde de verano cuando de fondo suena Je vois la vie en rose/ Il me dit des mots d’amour/ Des mots de tous les jours/ Et ça me fait quelque chosede Piaf.

 

3. No debería ser de osados sugerir un rosado en cualquier tiempo del año y menos en verano, como tampoco un blanco de región de predominio de tintos. Romper barreras es sano. Arriesgar es necesario. En Porrera y bajo la DO Ca Priorat,Sangenís i Vaqué elabora Lo coster blanc. Garnacha blanca y macabeo de 40 años que envejecen en barricas francesas. Un vino que no se filtra ni se clarifica, radicalmente distinto a todo lo que se pueda imaginar en boca. Acidez, frescor, untuosidad. Tomarlo en la bonita terraza nocturna de verano del restaurante La Cooperativa es una opción tan de ensueño como un atardecer en el viñedo La Cometa, viendo pasar las golondrinas que se acercan sedientas al estanque.

 

4. En el epicentro de la Costa Daurada, en Vila-seca, se amaga una isla de 7 hectáreas de viñedo de la bodega Vinyes del Terrer(DO Tarragona). Entre otras variedades, cultivan la deseadasauvignon blanc en un monovarietal que lleva por nombre Blanc del Terrer. El enólogo Toni Sánchez Ortiz se ha propuesto estudiar hasta el fondo el carácter de esta uva con viajes a Nueva Zelanda cada campaña de vendimia. El resultado es un blanco de Tarragona con cuerpo, sutilidad y frescor que podría acompañar perfectamente una velada delante del mar en la que no debería faltar gamba de Tarragona para la cena.

 

5. Pero en verano hay noches que buscamos vinos aterciopelados. Puede ser una opción para una cena romántica o para una velada en solitario en la que el vino nos ayuda a interpelarnos por lo que somos, por lo que queremos, por lo que detestamos. Invita a la acción desde la reflexión. Un vino de una sola variedad, la uva trepat, autóctona de la DO Conca de Barberà, vinificado en un singular vivero de bodegas en Barberà de la Conca que ha dado oportunidad a jóvenes elaboradores. Se llamaCuca de llum, un guiño a la juventud de Mariona y Albert, que proponen como maridaje para todo su repertorio de vinos el “compartir felicidad”. Sin más. Su bodega es Succés Vinícola y homenajea el “resultado feliz y bueno de alguna cosa” con su nombre.

 

6. Un meritorio acontecimiento es el trabajo colaborativo que realiza Batlliu de Sort en el Pirineo catalán, bajo la DO Costers de Segre. En la comarca del Pallars Sobirà, la luz de las noches de verano la pintan los cielos estrellados y no hay nada mejor que atender a este espectáculo natural con una copa de Biu Negre, un tinto cárnico de uva pinot noir que se manifiesta elegante, suave, apetitoso y fresco. Es la ilusión de cinco amigos que dan rienda suelta a sus inquietudes vitivinícolas con vinos de calidad en alta montaña.

 

7. Tomar un caldo es viajar a las regiones vitivinícolas de Cataluña desde la cómoda de casa. Aunque mejor siempre conocerlas in situ. Y una parada imprescindible es el extenso Penedès: la ruta de vino más visitada de toda la Península Ibérica donde la uva xarel·lo es sin duda la más codiciada entre las blancas mediterráneas. Celler Credo, defensor del movimiento y la vida (biodinámica), da rienda suelta a la polivalencia de esta uva. El joven y alegre Miranius es una apuesta segura para esos mediodías de picnic entre mares de viñedos que podemos recorrer antes o después en bicicleta para ir en busca de la antigua Vía Augusta romana. Miranius, por cierto, es el zorro que se embelesa con el dulce aroma de esta uva.

 

8. Hay anocheceres de verano en los que buscamos calidez, la misma que desearíamos en otoño, si nos llegan vientos suaves, por ejemplo, en escapadas por el Pirineo. Y hay vinos blancos que nos la regalan. Nuat de Abadal, bodega de la DO Pla de Bages, se elabora con la uva autóctona picapoll. Es un reto que “eleva lo autóctono al punto más alto”. Complejidad y untuosidad en boca bajo el sello de la delicadeza. Invita a un paseo lento entre las miles de cabañas y barracas de piedra seca del Bages donde reencontraremos los balsámicos del vino en las plantas aromáticas.

 

 

9. Las excursiones por el norte de Cataluña son, también, privilegios a nuestro alcance. En el Empordà, mar y montaña se reúnen en un paisaje que amaga las raíces del talento y la creatividad. En terreno de vinos, Espelt Viticultors sabe y mucho. Su Sol i Vent (DO Empordà) de viñedos ecológicos reúne los cuatro elementos que intervienen en la elaboración (suelo, planta, clima y manos). Es un espejo del entorno que la enóloga Anna Espelt vive, siente, ama y reinterpreta.

 

10. Relativamente cerca de sus viñedos, en Siurana d’Empordà, la bodega Vins de Taller (DO Catalunya) desarrolla un proyecto de agroforestería muy singular que reúne árboles frutales, plantas aromáticas y flores alrededor del viñedo. Por ello, Baseia, un blanco coupage de viogner y roussanne, tiene el carácter único de las variedades francesas propias de Côtes du Rôhne y los aromas del Empordà. Un vino sabroso y fresco, amplio y glicérico, para adentrarse con los cinco sentidos en el cercano bosque.

 

 

11. Para cualquier cena de verano, volvámonos rompedores. Se acabó llevar el vino para el plato central de la comida, sorprendamos con uno para los postres. Dolç Mataró de la bodega Alta Alella (DO Alella) es una apuesta segura apreciada internacionalmente. De uva monastrell, este vino dulce ecológico alargará la sobremesa y la hará, seguro, más seductora.

12. El verano soñado siempre se construye con momentos y personas. Y por qué no, vinos. Añadamos la poesía, la música. La del violoncelista Pau Casals puede regalarnos domingos estupendos si los empezamos con sus notas y una copa de cava gran reserva Do de la bodega Jané Ventura. Xarel·lo, macabeo y parellada para un vino gastronómico fruto de 20 años de experiencia de elaboraciones de la bodega que sabe a gloria, que pone su propia música y que nos traslada a las grandes vidrieras del Museo Pau Casals en Coma-ruga (Tarragona) a través de las cuales contemplamos lo apacible que es el Mediterráneo. Resuenan en los jardines del museo las notas del violoncelo del artista universal, de la espuma del mar, de las burbujas del cava y la voz pausada y amable de Gerard Jané, el enólogo, comprometido con el paisaje.

Esto del vino es pasión y paciencia. Ya lo ven. Sean osados. Beban (con moderación) y viajen a través de la cultura. Alimento para el cuerpo y el alma.

 

http://www.voceseconomicas.com/12-vinos-frescos-para-estimular-los-sentidos-en-verano/

About Ruth Troyano Puig

Llicenciada en Periodisme per la UAB. Sommelier. Màster en planificació i gestió de l'enoturisme per la URV.

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